Cuenta cuentos


Cuando mi hija estaba en segundo grado de primaria, la profesora me propuso leerles a los niños de la escuela un cuento, así lo hice y a los niños les gustó tanto que siguieron invitándome a leerles ahora en los salones. A mi me encantaba la idea de leerles a los niños.
Lo lindo de todo esto es que los ellos me reconocían en las calles y me hablaban para decirme que ya habían terminado de leer el libro que les empecé a leer en clase.
En una ocasión unas niñas me encontraron sentada descansando dentro del plantel y me preguntaron que si yo era maestra de la escuela, y les respondí que no, que soy solo una madre, y la señora que me acompañaba les dice: ella es la presidenta del comité de padres jo jo jo una niña la miró como diciendo: eso no es cierto y después se dirigió a mi y mi dice: "Usted, es la cuenta cuentos" Jamás me sentí tan bien al recibir un reconocimiento, aquellas niñas me estaban dando un reconocimiento informal pero tan valioso para mí, que todavía sonrío cuando lo recuerdo.

Ya no están mis hijos en esa escuela, la niña pasó a la secundaria y al niño lo cambié de escuela por recomendación de la psicóloga, pero en las calles al ir caminando a veces me encuentro niños que se me acercan solo para decirme que han terminado de leer el libro que les recomendé o para preguntarme si alguna vez volveré solo a leerles un cuento.

Me siento tan bien al ver que sin ser maestra de escuela, he dejado en esos niños una huella y ahora me miran y me hablan y sé que me recuerdan por los cuentos que les leía.

Que lindos los niños ¿no creen?

Acá Kerusso: Extrañando contar cuentos.
Saludos.

Hablando de cambios

Hablando de cambios…

Bueno… hace como un año que abandoné este blog y las pocas personas que se paraban por acá para leer ya no encontraron motivos para visitarme y ni a las moscas puedo culpar por no pararse mas por acá Jo Jo Jo.

Perdón a las pocas personitas que me visitaban por irme así, sin despedir, es que no pensé realmente que fuera por tanto tiempo, no era mi intención.

Recuerdo haberles comentado que en mi vida habría cambios notables, y como en todas las vidas los hay pues… no consideré que esos cambios me sacaran del aire por tanto tiempo.

Resulta que me integré a la larga fila de mujeres que trabajan –fuera de casa- porque dentro de casa es interminable esa fila, ahora trabajo dentro y fuera de casa, y la verdad es que fue una oportunidad que se me presentó y la tomé de pasada, me ofrecieron un contrato temporal y me dije a mi misma: ¡mi misma… acepta, al fin que no es permanente y tendrás oportunidad de descansar entre contrato y contrato! Acepté y pos… en menos de que canta un gallo desvelado, gripiento y tartamudo, ¡empecé a chambear manas! (léase con enjundia)… y a mis hijos les costó acoplarse a un nuevo estilo de vida en donde mamá muchas veces no está para llevarlos a la escuela y casi nunca está cuando regresan y también a veces llegaba hasta las nueve de la noche según fuera la carga de trabajo y tenían que estarle hablando por teléfono cuando había junta en la escuela o la mandaba llamar alguna profesora para recordarle: ¡mamá acuérdate que tienes que estar a tal hora en la escuela! (léase con vocecita de pito de niña que conoce lo desmemoriada que es su santa madre) Y casi siempre llegaba barrida echando polvo y hasta chispitas sacaba con la chancla pero llegaba. Lo bueno es que mi jefa nunca me negó el permiso para asistir. Una vez me llevó hasta el mercado de abastos para que buscara un costal que le pidieron a mi niña y me deja cerca de la escuela y me dice: Vete buena madre, no llegues tarde.

Sin darme casi cuenta cambié mientras trabajaba, cambiaron mis hijos y cambió mi marido, lamentablemente también murió nuestro perico snif snif eso dolió, mi “curritío” era único. Tremendo y bastante loco.

En todo hay cambio y aunque confieso que inicié con miedo porque jamás había dejado a mis hijos solos tanto tiempo y creo que también ellos (incluido mi marido) temían mientras se acercaba el día y mi marido y yo tuvimos que ponernos las pilas y planear una y otra forma de cumplir con nuestro deber de padres y dejar a los niños solos el menor tiempo posible sin dejar de atenderlos en lo necesario, pudimos hacerlo, no sin sufrir algunas consecuencias que hoy estamos en el proceso de remediar, como que el niño tuvo un retroceso en la escuela cuando lo dejé de ayudar como lo hacia antes y por dejar de verme todo el tiempo (nunca los había dejado) y fue necesario permitir que repitiera año para que no le sea tan difícil recuperar lo perdido.

Decidí finalmente llevarlo de una buena vez con una psicóloga y para que reciba terapia por que me estaba volviendo loca de lo inquieto que es (ni dormido me deja descansar), me lo pasaron con un neurólogo y mi hijo recibirá por fin un tratamiento adecuado y me hicieron entender que no es mi culpa que el niño actúe como lo hace y que con el tratamiento adecuado el niño se tranquilizará y se concentrará, que la hiperactividad no es algo nuevo, solo que antes no se le conocía como tal y no era tratada, que actué a tiempo y que mi hijo probablemente no necesita la terapia y el medicamento por mucho tiempo, que no soy la pésima madre que pensaba, solo soy mamá mas mala del mundo como lo fue mi madre y lo son mis hermanas, pero no la causante de la hiperactividad de mi niño. Bueno, creo que este es material para otro tema. Solo quiero agregar que tal vez hubiera tardado más tiempo en actuar de no haber tenido la oportunidad de salir de casa todos los días, ver a otra gente, interactuar con muchas personas, muchos médicos y otras madres de niños, con mis compañeras de trabajo. Si no hubiera tenido la oportunidad de ver las cosas desde afuera, desde orto punto de vista y a través de otros cristales.

Los cambios importantes que son para nuestro bien siempre son bien recibidos, aun cuando de momento no lo entendamos.

Yo temía mucho a este cambio, temía salir de la seguridad de la casa, temía salir del espacio que rodea a mis hijos, sacarlos de mi vista y confiar en que mi esposo puede cuidarlos tan bien como yo, creer que ellos pueden aprender a ser responsables y cambiar también, aprender cosas nuevas, aprender a lavar su propia ropa, a planchar, limpiar la casa solos, a cocinar (nunca estando solos en casa y sin supervisión, todavía son chicos para eso).

Yo temía al cambio, pero al cambio a mí jamás me tuvo miedo y doy gracias a Dios por eso.

Cambié como madre, como mujer, como hermana y me di la oportunidad de darle otra oportunidad a la amistad, yo ya casi no creía en la amistad y ahora tengo amigas (pocas como siempre), pero sé que están ahí; cambié como persona al tratar con tanta gente, recordé muchas cosas que ya hasta había olvidado, como que todavía existen las casas de cartón, las familias que subsisten de milagro malcomiendo, malviviendo en lugares que ya había olvidado que existieran y otros que ni me imaginaba que hubiera, recordé que puedo tener autocontrol cuando me siento ofendida, tengo la capacidad de responder con una sonrisa amable, que puedo convertir una mueca en una sonrisa.

Y en el proceso…Dios me detuvo de la mano en una esquina para bendecirme y para decirme que no me ha dejado sola.

Yo temía al cambio, pero al cambio a mí jamás me tuvo miedo y doy gracias a Dios por eso.

Acá Kerusso: Cambiando un poco.

Un saludo caluroso y cordial para ustedes. Gracias por estar ahí.

Mira nomas

Hace unos días, recibí una llamada y la voz de otro lado del teléfono me dice: Nena debes traer tal, tal y tal documento, vas a ser re contratada para un especial ¿los tienes a la mano?

No, me falta uno.

¡Pues consíguelo!

¿Para cuando?

¡Para hoy¡

¿¿Hoy?? Oye, tengo cosas que hacer y no creo que me lo den hoy, ya sabes como son esos trámites… hacienda no emite documentos así nada más, hay que hacer cita…

¡Pues cancela lo que tengas que hacer y vete a hacienda, te quiero hoy en la tarde aquí, por lo menos inténtalo!

¡Waf! Colgué refunfuñando… Es que me repatea que me pidan las cosas así, no me gusta que me traigan a las carreras y sobre todo, no me gusta que me cambien los planes, que me pidan todo a última hora… pero en esta empresa, así son las cosas, los planes te son cambiados sin previo aviso. Ni modo ¡trabajo es trabajo! Y mis hijos tienen la dichosa costumbre de comer tres veces al día, y no les gusta traer los zapatos rotos y también les gusta que la ropa les quede, además tienen la mala costumbre de cumplir con las tareas de la escuela, que por cierto, la niña me trae loca con tanta tarea.

Vaya… ni modo… llamé a mi marido para que se apresurara en llegar a casa para no dejar al niño solo y en cuanto llegó el (que también tuvo que cancelar y cambiar planes), salí yo.

25 minutos después, iba en el camión por el Zapata y justo frente al “caballito” (un monumento a Zapata) el boulevard estaba medio cerrado por un grupo de agricultores que estaban reclamando buen precio para su grano, tenían un montoncito de maíz en la calle y le prendieron fuego.

Olvidé mis refunfuños y me quedé mirando aquellos hombres mientras pensaba, porque a veces me da por pensar y me dije a mi misma: Mi misma… mm caray… esta gente tiene mucho grano, no lo pueden vender porque no hay acuerdos con el gobierno… van a retenerlo ahí, lo van a escasear para exportarlo y terminaremos (como siempre) comprándolo a precio de oro… Aquí tenemos buenas cosechas todavía, hay mucho grano y mucha verdura y hortalizas, mientras en varios estados del país hay sequía, no muy lejos de aquí se mueren vacas, se pierden siembras, la tierra se seca… ¿no sería lo mejor llevarse este grano a esos estados que no tienen alimento y darles a estos agricultores la oportunidad de vivir dignamente y volver a sembrar para hacer mas llevadera la crisis? ¡Que dispareja es nuestra “democracia”! Todo se va en trámites burocráticos y en pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo del que menos tiene.

Me remonté inmediatamente a la época de mi niñez, cuando tenía al alcance de la mano el mejor tomate…tan gordo y rojo… tan macizo y bonito, el mejor melón, la mejor sandía, elote, caña, leche bronca, todo nuevo, recién cortado y la leche recién ordeñada. Por cierto los huevos de rancho si son de verdad, no como los que comemos aquí que más bien parecen de harina, se revientan solo con verlos y al comerlos son tan elásticos que piensas que estas comiendo ligas (¿será por eso que la gente es tan imprudente al cruzar las calles?)

Y después recordé lo frustrante que me resultó tener que comprar en el súper (cuando me vine a Culiacán), aquel tomate que mi abuelo tiraba para que se pudriera en la tierra y sirviera de abono… Ahora como, lo que en mi pueblo no se les da ni al ganado.

Todavía me es difícil escoger un melón o un tomate, cebolla… escarbando entre tanto producto putrefacto para encontrar algo que esté mas o menos pasable… todo eso que conocí nuevo y ahora tengo que comprar y comer lo que crecí mirando como basura, porque nuestras mejores cosechas se exportan para luego importarse procesadas o simplemente envasadas como ese tomate chiquito, tan rico, rojo y redondito al que yo conocía como “cherri” Ahora lo veo en canastillas, importado y a un precio que me ofende, sobre todo porque de chica lo consumía gratuito y de mejor calidad y aún más porque en mi pueblo se siembra, de mi pueblo de exporta para luego importarlo y aquí mismo comprarlo como un “producto de calidad de importación” mientras lo que yo veo en la canastilla es un tomatito tan maduro que ya no sirve ni para alimento de ganado en mi pueblo natal que tiene crepúsculos arrebolados.

Esta fue, es y todo indica que seguirá siendo nuestra “equidad”

Sinaloa no solo produce droga, eso es una mancha tan fea para nosotros.

Tenemos buena tierra, tenemos por la gracia de Dios todavía agua y nuestras cosechas son de calidad y sin embargo… al pasar por las burocráticas manos de quienes conducen nuestro mercado se convierte todo en basura.

Pudiendo extender la mano y compartir con el estado que tenemos al lado, arriba o abajo a buen precio y todavía nuevo y con buena calidad… a nuestros agricultores no les queda mas que vender en una miseria sus cosechas.. .o dejar que se conviertan en basura… al fin que de todas formas, estamos comiendo basura, cara y de importación, pero al fin basura.

No cabe duda que no solo la empresa donde trabajo pide requisitos absurdos en algo que podría ser más sencillo.

Acá Kerusso: De nuevo a las andadas.

Un saludo cordial para ti.